(Publicado en Heraldo Escolar el 29 de noviembre de 2017)
El currículo escolar es demasiado amplio
En más de una ocasión hemos escuchado que la escuela tiene que ser más exigente y “recuperar la cultura del esfuerzo”. Se argumenta que solo así conseguiremos mejores “resultados académicos” y PISA ya no nos pisará ni los talones ni la moral. Ante esa afirmación, muchos creemos que tenemos unos currículos sobredimensionados. Nadie “termina el libro” ni acaba “los temarios”, lo que aporta un nivel de agobio y angustia desmesurado. Además comprobamos año tras año cómo marcamos unos contenidos de aprendizaje excesivos que casi nadie alcanza, lo que crea frustración y alienta el desánimo en alumnado y profesorado.
Los contenidos son muy repetitivos
En España es muy habitual ordenar los contenidos cíclicamente para afrontar los mismos temas una y otra vez a lo largo de la enseñanza obligatoria, centrándonos en la revisión y consolidación de lo que se ha trabajado anteriormente. Hay un primer momento en el que se presentan los aspectos curriculares básicos más significativos y luego pasamos a desarrollar contenidos más detallados y complejos.
A veces somos innecesariamente repetitivos y nuestra acción pierde eficacia y valor. El aprendizaje deja de ser significativo y los chicos/as no encuentran motivos para mantener la ilusión por aprender.
Sugerimos revisar los currículos
Revisemos qué enseñamos y acordemos, por ejemplo, que si un tema o una unidad ya se ha tratado un curso, ¿por qué volver sobre él una y otra vez?. Podemos distribuirlos manejando nosotros los tiempos y adaptando cada proyecto.
Un ejemplo: en 2º de primaria el currículo nos dice que hay que estudiar los materiales, las máquinas y la energía en junio, a toda prisa, en plena canícula. Nuestra propuesta: en esas semanas planteemos un miniproyecto relacionado con los seres vivos, ya incorporado anteriormente, y esperar a 3º para aprovechar momentos de mejor disposición a la investigación y el conocimiento.
La imaginación y la creatividad son las madres de todos los conocimientos y en ocasiones es preferible dedicar el fin de curso a reflexionar sobre los contenidos del curso siguiente y disponer herramientas que incentiven la motivación y el esfuerzo del alumnado a través de experiencias educativas cercanas a su realidad y memorables.