Voy a hacer una autoevaluación de mi práctica educativa. Lo haré con sinceridad para encontrar las claves de lo que hago y de cómo lo estoy haciendo.
- Suelo organizar el trabajo en parejas. De este modo propiciamos que los chicos/as se ayuden unos a otros y se facilita que intercambien la información.
- Comenzamos a trabajar en parejas, aunque no siempre progresamos hasta tercetos o cuartetos. Sin embargo, sí es habitual que circulen por el aula para comparar sus tareas.
- Los objetivos propuestos son comunes a todo el aula excepto para dos niños, a los que les presento metas distintas a las del grupo.
- No tengo muy claro si trabajo el desarrollo interpersonal y grupal además de los propios contenidos. Desde luego, si lo hago no es de forma meditada.
- Suelo organizar los grupos de manera heterogénea (sexo, niveles de rendimiento, interés, diversidad cultural, etc.). Sin embargo, en algunas ocasiones pruebo también organizando grupos homogéneos en cuanto a niveles de rendimiento.
- Cuando agrupo al alumnado somos conscientes de que se necesitan unos a otros para llegar a una meta común. Trabajo en grupo y el trabajo individual se complementan.
- En muy pocas ocasiones encargo a cada miembro del grupo que tenga información o tareas complementarias que aportar al grupo.
- Suelo evaluar a los estudiantes individualmente y también evalúo al grupo en conjunto como tal.
- Sí me gusta evaluar el funcionamiento del trabajo además del trabajo realizado. En ocasiones valoro más el proceso que el resultado.
- Es habitual que diversifique la forma de agrupamientos y propuesta de realización en función de la tarea a realizar.