Acabo de recibir BALCEI en casa, en Zaragoza. Es la primera vez que me ocurre. Es la primera vez que no soy de las primeras personas en coger, caliente y jugoso, entre mis manos el número correspondiente de este compañero vivo y valiente que desde hace tantos años forma parte muy íntima de mi vida. Pero esta experiencia me ha hecho recordar que hace algunos años escribí un articulo que se publicó en «La Crónica del Bajo Aragón» y que trataba de explicarle al mundo lo valioso que es BALCEI, lo que lo queremos y lo que lo necesitamos. Y que lo necesitamos porque lo queremos. Invito a su lectura y, como dijo en una ocasión nuestra alcaldesa, Julia Vicente: ¡Larga vida a Balcei!
En el Bajo Aragón conviven muchas miradas cálidas que completan un esfuerzo común. Es una tierra en la que se hablan dos lenguas y se escuchan mil melodías, en la que se actúa en decenas de escenarios y se pintan cientos de lienzos. Y también es un territorio en el que ajustan las palabras docenas de cronistas que han tomado la realidad de sus pueblos como el mejor argumento para construir esos monumentos vigorosos y siempre jóvenes que son los periódicos locales. Y de uno de ellos escribiré, pues en cada una de sus páginas veo mi esperanza escrita y en todas sus frases encuentro la razón de nuestra voluntad: hablo de BALCEI, el periódico local de Alcorisa.
BALCEI es la vocación transformada en mensaje, una vocación hecha de pueblo puro, sólo posible por el derroche de la lumbre que acoge al caminante cansado de oscuridad y que en sus páginas encuentra la luz. Es un periódico que acaba de cumplir veinte años y que ha contemplado, con asombro inexplicado unas veces, con amable complicidad otras, cómo dormía un siglo y nacía otro en una comunidad, Alcorisa, siempre alerta para no desairar a ese gallardo doncel que es el Futuro.
El suspiro inapagable que es BALCEI encuentra su sentido cuando, cada dos meses, le muestra al mundo el fruto del trabajo de todos los alcorisanos. Las asociaciones, espejo del corazón que late bajo la tierra que nos alienta, encuentran en sus páginas el surco en el que sembrar; los partidos políticos, voz de nuestros anhelos, vierten sobre el blanco de sus páginas sus apuestas por un mañana siempre mejor; los ciudadanos, oasis de vida abierta, saben que no hay más patria que la libertad de expresar las ideas que queman el alma.
Y todos y uno, pues semejante cuerpo irrefutable, este BALCEI al que esperamos cada dos meses como el agua que riega los árboles inesperados de nuestros días, es más próximo, más pueblo, más nosotros porque su Director, Antonio Martínez, le aporta el aire urgente y soñado que necesita para que nazca cada poco, para que viva siempre.
Su sueño, que es dibujar cada poco un nuevo camino para que quienes nos sucedan puedan recorrerlo mientras saben quiénes fuimos y por qué merecemos seguir siendo. Su sueño, por el que trabaja cada momento escuchando a todos, uniendo a los diferentes y entendiendo siempre que su único horizonte es construir una sociedad en la que podamos verle el rostro a la verdad.