(Publicado en Heraldo Escolar el 29 de octubre de 2014). Pequeña anécdota: mi segundo apellido es Bello.
Colegio bilingüe. Estas dos palabras lucen en las puertas de colegios españoles que legítimamente ofrecen a la sociedad una propuesta educativa que conviene estudiar, y en su caso explicar, con cuidado y mesura. Para ello recomendamos la lectura de los libros “Orientaciones para el desarrollo del currículo integrado hispano-británico” para las etapas de Ed. Infantil y Primaria donde se recogen pormenorizadamente las “pautas comunes para unificar los objetivos, contenidos y criterios de evaluación” y que desarrolla la esencia de un proyecto bilingüe tal y como se concibió en sus inicios.
Puede sorprender hoy saber que hace apenas diez años nuestra sociedad contemplaba con indiferencia e incluso escepticismo la implantación de un modelo bilingüe en la escuela. En la actualidad, sin embargo, vivimos la eclosión de un movimiento que trasciende lo educativo para convertirse en un auténtico fenómeno social. La enseñanza bilingüe se oferta a las familias como una marca de calidad, pero ¿hemos elegido el camino adecuado o hemos preferido buscar atajos?
El desarrollo de un proyecto bilingüe necesita pausa, reflexión, formación y cariño. También conciencia, compromiso, liderazgo, más cariño, estudio y espíritu de grupo. ¡Ah! Y vocación de proyecto de centro. Y para que todo eso se dé los claustros y las familias tenemos que sentir el calor de los gestores, la presencia de los expertos, el apoyo de quienes nos dirigen. ¿Lo tenemos? ¿Tenemos todo eso? Dicho de otro modo: ¿contamos con esas herramientas de construcción masiva? Tal vez la respuesta nos intranquilice.
Aun así, decenas de colegios han dado un valiente paso al frente y han asumido la implantación del bilingüismo en una decisión que ennoblece a tantos y tantos profesionales. En ocasiones, afrontando dificultades metodológicas, a veces superando problemas organizativos y de formación, pero lo importante es que su trabajo está sirviendo para hacer que la escuela, también en esta ocasión, sea el alma de la sociedad a la que sirve.
Muchas luces y sombras en lo referente al bilingüismo, al menos por lo que nosotros podemos pulsar por parte del colectivo de padres (y alumnos) de Alcorisa, que tú tan bien conoces,y por profesionales próximos a nosotros.
Es evidente que hay factores muy positivos en la enseñanza bilingüe. Sin embargo, también los hay no tanto, como el hecho de que, por precipitación al implantarlo de forma masiva haya, en nuestra opinión, una disminución de la calidad que hubo en su día: ¿hay suficientes maestros y profesores con la capacidad y aptitud en el idioma necesarias para su correcto desempeño, no como docentes, sino como docentes bilingües?, ¿se ha gestionado de forma correcta la información y experiencia de los centros pioneros, a la hora de las nuevas implantaciones de educación bilingüe?, ¿es suficiente cierta titulación/homologación para impartir clases de materias y vocabulario técnico?, ¿y para las más sencillas, y que más tienen que EDUCAR, también es suficiente?,…
No hablamos sólo de Alcorisa, ni mucho menos (más bien al contrario), pues tenemos alumnos de otros centros, tenemos contacto y comunicación fluida con profesionales de diversos puntos de la geografía aragonesa,… y no es oro todo lo que reluce. En nuestra opinión, se ha apostado por cantidad, en lugar de por cantidad, y se ha corrido más de lo necesario. ¿El porqué?, eso ya es otro asunto…