Es necesario vivir la educación en comunidad, pero también lo es que cuantos participamos en el hecho educativo nos sintamos protagonistas. Lograr este equilibrio precisa de buenas relaciones entre todos los sectores, algo difícil de conseguir. Para acercarnos a este pretendido universo, nos apoyamos en Jordi Collet, valedor de la “educación a tiempo completo”.
Collet plantea que hay que crear un vínculo sólido entre la escuela y el municipio, pues contribuye a una nueva lectura de la ciudad y limpia los contextos.
También habla de ensanchar la consideración de educadores a cuantos agentes participan en la vida del centro y de convertir los espacios consultivos en espacios participativos. Se revierte así esa situación en la que las reuniones son meros encuentros informativos en los que no siempre se tienen en cuenta las aportaciones de las partes “ajenas” al centro.
Propone tener gobiernos locales más horizontales y que trabajen en red y considerar que un proyecto educativo debe ser “compartido, global, coherente y orientado”. Lo expresa así Alfredo Hernando: “El equipo siempre es más inteligente que el más inteligente del equipo”.
Por último, habrá que trabajar en serio a favor de una verdadera igualdad de oportunidades. Y no solo en el acceso, como se está haciendo ahora, sino también en “la equidad en el proceso y en los resultados”.
Sí: escuela a tiempo completo y personas que crean en los beneficios de generar espacios de encuentro. Un poema interminable.