Innovación educativa: 50 luces de ley.

(Foto: Jaime P. Perpiñá)

   Hoy cumplo cincuenta días en mi nuevo destino profesional como asesor de innovación. Cincuenta días que son cincuenta luces y con ellas voy iluminando un viaje que al principio fue incierto pero que ya considero parte de mí.

   Desde el primer momento conté con la acogida y comprensión de mis compañeros y superiores, recibí su ayuda y encontré respuesta a cada pregunta y solución a cada duda. El ritmo de trabajo es intenso y dado a pocas pausas, más bien ninguna, pero la certeza de vivir en el espíritu de equipo y esfuerzo común me permite afrontar la tarea con ánimo y entusiasmo.

   Llegué en un momento de renovación. A mi lado personas que hemos sintonizado en seguida y muy bien, experimentadas y siempre dispuestas a la colaboración y la cooperación. Y en tan poco tiempo puedo afirmar que hemos logrado ser un gran equipo.

Trabajar en el ámbito de la innovación educativa es una empresa apasionante. Yo diría que es así porque somos parte de decenas de ilusiones. Nuestros compañeros docentes les dan forma y nosotros somos los oídos que les escuchan y la voz que llega al destino que hace posible su sueño. Por eso, aunque el camino está muy bien trazado, tenemos que estar dispuestos a recoger propuestas e inquietudes y atender problemas y preocupaciones que aún no conocemos pero que pronto llegarán hasta nosotros.

Cincuenta días, pues. Ya hemos dado los primeros pasos y pretendo, en la medida de lo posible, compartir en este blog acciones y actuaciones. Aquí nos encontraremos.

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