La última vez que nuestro invitado de esta tarde actuó en Alcorisa lo hizo en un concierto organizado por la Peña Zaragocista Juan Señor junto a sus amigos, José Antonio y Eduardo. Fue una noche inolvidable, un encuentro mágico y azul en el que disfrutamos, nos emocionamos y sentimos la caricia de su música y sus letras.
Él, que nació tan cerca de aquí que nada de lo nuestro le es ajeno, descubrió que la música es un sendero que merece la pena ser recorrido, y así, de la mano de su inspiración y asido al tesón de quien tiene tanto que contar, construyó su primer disco en 1976. “Con la ayuda todos” es un poema joven y audaz a una tierra y una gente a la que le ha ofrecido todo su talento y en sus canciones muchos aprendimos a enamorarnos y comprendimos que el humor es un arma incruenta con la que podemos derrotar a los tiranos.
Despistó a la música como intérprete y añadió a su inquietud el periodismo y la literatura. La televisión aragonesa acogió su propuesta que él llamó Musicaire por la que pasaron jóvenes e ilusionado aragoneses y la prensa diaria, en forma de una hermosa aventura periodística que se llamó “El Día de Aragón”, nido de esperanzas y esfuerzos comunes, ganó para la causa una pluma ácida y ajustada con la que construye textos que nunca acaban, porque la vida no tiene fin.
Los últimos años hemos podido saborear de nuevo a un cantante de piel cálida, voz madera y textos con memoria. El mismo que viste y canta.
Y aunque él escribió un día un verso que decía “A pesar de que todo está perdido”, sabemos que hoy, día de encuentros, su música es verso de esperanza.