La escuela posible (Heraldo Escolar) Foto: Jaime Perpinyà

Nuestro ecosistema educativo se construye sobre entornos diversos. Es una de sus señas de identidad, uno de los símbolos de su riqueza. Así mismo, vivimos en un universo en el que todos estamos hiperconectados: entre nosotros y con diferentes realidades. Por su parte, los centros educativos se esfuerzan por divulgar sus actuaciones a través los medios de comunicación, encuentros o jornadas de difusión, herramientas que les permiten ser mensaje y mensajeros.

En el mundo que vivimos abundan las preguntas sin respuesta y es cierto lo que dice Elena Simón: “la nueva forma de vivir está desconectada de lo que nos precede y nos sustenta” y esto ocurre “por el enorme auge que ha tomado la anomia (conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación) como marco referencial sin referencias”. Ello nos lleva a una degradación de muchos de los principios que construyen una convivencia positiva, así que es necesario acercarnos a los demás saliendo de nuestro ensimismamiento. Explorar,
descubrir y compartir qué imagen tenemos unos de otros, qué dimensiones de los demás nos interesan, qué miradas nos inspiran.


Lo que planteo va más allá de modas, trendings y tendencias, pero de un tiempo a esta parte un interrogante me mueve y hasta conmueve: ¿qué escuela es posible hoy? En medio de un mar embravecido por la furia de la incertidumbre, esa es la cuestión sustancial. Y es menester que nadie la responda por nosotros.

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