Maestras y maestros veteranos.

egghuntingOK04   Primer día de vacaciones. Es sábado y recojo algunas notas que había guardado en mi evernote. Sé que tengo pendiente recorrer la aplicación canva para diseñar y elaborar carteles y notas, pero eso puede esperar. Sé que debo aplicarme a la elaboración de las tareas del curso «Aprendizaje basado en proyectos», así que me obedezco a mí mismo y abro el blog que he creado a tal efecto. Comenzamos.

   Una de las cosas que más me interesa y me ha interesado es aprender de nuestros mayores. Siempre los he tenido muy presentes, siempre he procurado estar a su lado para conocer sus experiencias y su experiencia y de todos ellos, o de casi todos, para no ser injusto conmigo mismo, me han llegado palabras hondas y completas. En mi caso quiero nombrar a Antonio Martínez («Nos sirve tu palabra»), a Antonio Pérez («La palabra sin días»), a José Daniel Gil, a Salvador Berlanga.  Y a Ángeles, a Araceli, a Alicia. Todos maestros, todos mis maestros.

acebo01g   Por eso me gusta decirle a Ana Artigas, profesora mía que fue en aquel curso de especialización de finales de los ochenta y de la que tengo los mejores recuerdos, que gente como ella, y ella misma, son muy necesarias. Que me gustaría saber cómo encontrar el momento y el lugar en el que ellos pudieran contarnos, a los jóvenes maestros, a los maestros maduros, de dónde venimos, para saber mejor a dónde vamos. ¿Por qué no una Facultad de la Educación de Eméritos? Volveré sobre esta idea.

   Al final de la tarde encuentro para hablar y reír. Mirada al futuro y recuerdo de aquel 30 de Marzo de 2006, cuando recibimos el premio «Ramón Pignatelli»  por nuestro trabajo «El agua» de manos del Departamento de Educación. Mirar atrás, como los remeros, para seguir avanzando hacia adelante.

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