(Publicado en Heraldo Escolar el 17 de mayo de 2017)
Sí, es verdad. Hace algunos años las actitudes se incorporaron de forma reglada como objeto de enseñanza/aprendizaje. Y añadimos que es cierto que por encima, o al lado, de la legislación y la norma nos encontramos con que “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”, en palabras de Einstein.
Y es que aprender también es una decisión. Decidir es una acción que viene determinada por las emociones y sentimientos que nos perfilan como personas y que se basan en cómo percibimos el mundo. Por eso pensamos que esos pensamientos y emociones previos a la acción es a lo que llamamos “actitud”.
Tarea nuestra como docentes es crear las condiciones que lleven al alumnado a interiorizar una actitud idónea para la toma de la decisión de aprendizaje. Del mismo modo, buscamos que valores como el interés, el compromiso, la curiosidad o la persistencia se instalen en su universo personal.
Para favorecer el desarrollo de actitudes plausibles sugerimos:
1. presentar una energía emocional que favorezca una conexión personal con el aprendizaje.
2. acordar deseos, expectativas y rutas de aprendizaje.
3. facilitar la toma de conciencia de los aprendizajes y de sus aplicaciones.
4. propiciar una atmósfera de emoción y disfrute.
Si un alumno decide aprender será porque ha logrado conjugar aquellos valores que la comunidad a la que pertenece defiende por considerarlos valiosos. Habremos logrado entonces que el camino no sea un obstáculo en sí mismo sino una herramienta aliada. Si un alumno decide aprender, lo hará a pesar de las dificultades y podremos convenir que la escuela encuentra su sentido último.
Por último, el gran reto que asume el sistema escolar contemporáneo es elaborar un marco evaluador de las actitudes. El profesorado afrontamos en ocasiones esta tarea con herramientas rudimentarias y no siempre correctamente aplicadas. ¿Será que es un entorno en el que no nos encontramos cómodos? ¿Será que aún está por llegar el tiempo de la reflexión científica, tan distinta de la simple percepción?