(Texto que escribí para presentar la película «La torre de Suso» el día de San Sebastián, en el marco de la 31ª Semana Cultural de Alcorisa (Teruel)
Muy buenas tardes, bienvenidos todos a esta Sala Alcor 82 y felicidades en el día de nuestro patrón, San Sebastián. De nuevo el cine ocupa un lugar en la programación de nuestra semana Cultural y lo hace con una película española de Tom Fernández, joven director asturiano que inició una prometedora carrera como realizador con esta historia que, ya les adelanto, nos va a emocionar. Pero no sólo eso, porque la risa, el amor y, por sobre todos ellos, la necesidad de reivindicar la condición humana conforman un lienzo tan sugerente como sincero.
La elección de la película se produce en el momento en que tenemos ocasión de conocer a su director, quien llegó a nuestra tierra el pasado otoño con su cámara al hombro para rodar diversas secuencias de un cortometraje, “Historia de Julia”, que tiene como protagonista a una mujer aragonesa que hace de los libros su vida y su horizonte. Ese instante, ese momento es el guiño que el destino nos propone para colaborar con él y su equipo y para sugerirle la idea de contar con su presencia estos días. Y nada mejor para acercarnos a su persona que a través de su obra. Esta que hoy nos disponemos a disfrutar.
La torre de Suso es una historia en la que sus personajes le piden permiso a la vida para encontrar la sonrisa perdida y lo hacen a través del amigo que se va para siempre, Suso, cuya muerte es la razón para el reencuentro. De Cundo, que regresa de Argentina para volver a abrazar a Fernando, a Mote y a Pablo, para descubrir a sus padres, alojados en los más recónditos rincones del olvido, para recuperar la presencia de Rosa, esa mujer nunca merecida, y para abrir la ventana al amor en la sonrisa de Marta. Son los personajes de un relato cosido a la vida con los mismos hilos que tenemos sujeta la nuestra, pero quizás las puntadas son diferentes. Tom, que además de director es el guionista, nos ayuda a sumergirnos en una narración que, por momentos, nos reclama un lugar elegido a un realismo mágico no oculto, abrazado a una banda sonora húmeda y fresca con la que dan ganas de soñar. Los diálogos son frescos y vigorosos, y en ellos son tan importantes las palabras como los silencios, logrando así que un simple gesto de Javier Cámara o una mirada de Malena Alterio sean suficientes para construir todo un mundo.
Si la historia aprieta las esquinas de nuestros sueños, os diré que la utilización de un ritmo pausado no entorpece el desarrollo de la cinta, sino que nos cautiva con las pinceladas narrativas que Tom Fernández maneja con oficio e intención, haciéndonos carpinteros en la construcción de la torre que entre todos, ya lo veréis, querréis construir. Es la metáfora que guía los sentimientos de los personajes, la voz de quien no conocemos pero a quien, sin querer, aprendemos a querer. Suso es, sin duda, la razón de ser de una película que deseo que degustéis con la plácida inquietud que esta tarde de San Sebastián nos ofrece.
Por último, os recuerdo que a las 7 y media de la tarde tendrá lugar un interesantísimo encuentro con Tom Fernández, con quien podremos desmenuzar todos los detalles de su película y compartir con él sus experiencias en el mundo del cine y la televisión. Hasta entonces, muy buenas tardes y que La Torre de Suso os ayude a ver las cosas desde arriba.
Vaya que sorpresa¡ Otro blog, no paras eh? No me va a dar tiempo a seguir tanta actividad