Foto: Jaime Perpinyà Una vez tuve un libro en mis manos. Era de papel, cosido con el hilo del deseo, del placer de leer. Por sus páginas navegaban personas e historias que alguien, en su soledad elegida, había aproximado al alma de cada lector. Un escritor o escritora capaz, como sugiere Irene Vallejo, de “hilar palabras, hilvanar ideas y desovillar Leer más…