El vendaval de alegría que ha señalado a Alcorisa en el mapa de la vida estos días ha dejado un aroma reconocible. El de la pureza hecha carcajada infantil; el de la belleza convertida en argumento para el no debate; el de la felicidad transformada en incanjeable tesoro.
Han terminado las fiestas y se abre el telón de este teatro común que es nuestro pueblo y en el que todos somos actores principales. Pero hoy me fijaré en los protagonistas del presente que se hace mañana: los escolares. Y prestaré atención a su sonrisa, que en nuestro caso, y desde hace ya cinco años, es una sonrisa bilingüe. De ella escribí hace un tiempo y a ella le presto hoy mi atención que quiero que sea la vuestra. La lectura del artículo «Alcorisa, la sonrisa bilingüe» es hoy, más que nunca, una buena razón para desarrugar los temores. El futuro nos ofrece un bienquerer que no debemos rechazar.