Y Nan Milan sonrió (Heraldo Escolar) Foto: Jaime Perpinyà

Se acaban de celebrar en Mérida las Jornadas Nacionales de Bibliotecas Escolares. En ellas han tomado parte nuestra Ana Alcolea, Premio de las Letras Aragonesas, y nuestro CEIP “Virgen del Portal”, de Maella. La escritora, para compartir el brillo de su palabra escrita; el centro, para llevar a otros horizontes  su universo “Más que palabras”. 

Seguro que habrán resonado las palabras de Klineberg, cuando habla de las bibliotecas como “espacios que permiten el encuentro y la construcción de saberes compartidos” y defiende que “son una pieza clave de infraestructura social”. Y bajo el mismo cielo que acoge los parlamentos de Safo, Antígona o Ariadna, los participantes habrán vuelto a confirmar ideas que defendemos con la pasión que nos otorga nuestro amor al saber. 

Como flexibilizar la gestión de las bibliotecas, ampliar su papel dentro y fuera de los centros o rentabilizar sus recursos a través de la eficiencia económica. Como potenciar la presencia de personal con conocimientos diversos, procurar el acceso igualitario a la información o entenderlas como espacios constructores de comunidad. O como, en fin, convertirlas en lugares de encuentro, mantener su espíritu favorecedor del aprendizaje, adaptarse a la realidad digital personalizadora y apostar por el open access. 

Todo esto se propuso ya en 2013 en el informe “Prospectiva 2020: las diez áreas que más van a cambiar en nuestras bibliotecas en los próximos años”, creado por el CCB. Poco que inventar, mucho en lo que profundizar. 

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