
Podría comenzar esta crónica hablando de cómo se han perdido dos puntos. También podría escribir que se ha conquistado un punto de oro. Y ambas afirmaciones serían ciertas. En estos momentos, siendo justo con la realidad del Real Zaragoza, me inclino por el relato creativo y afirmo: el equipo aragonés jugó un partido de emergencia y lo salvó con dignidad. Seguramente porque supo seguir el camino que marcó el entrenador checo Zdeněk Zeman cuando dijo: “No importa cuánto corres, sólo hacia dónde y por qué”.
Aunque Gabi contaba con todos sus fichajes, optó por mantenerlos en el banquillo y utilizar a jugadores ya establecidos en el club y en la ciudad. Escuchó al zaragocismo y quiero creer que también a su instinto para ubicar al emergente Saidu en el centro del campo y reordenó a sus chicos en un 4-4-2 más acorde con su idea de entrenador. La lástima es que en el minuto 6 Rado cayó herido tras un fuerte golpe en la cabeza y se vio obligado a recomponer al grupo. El zagal regresó a la posición de central para dar entrada a Paul.
La grada pudo ver cómo el Zaragoza se descomponía durante unos minutos ante el empuje del Valladolid, sin duda un claro aspirante al ascenso. Fue un periodo en el que el partido se pintó de color visitante y el fútbol se ausentó del Ibercaja Estadio. No hubo forma de disfrutar del partido porque unos y otros se empeñaron en dibujar un paisaje borroso y en procurar que no ocurriese nada.
Era imposible esperar un gol blanquillo. También era difícil que el Valladolid pusiese nerviosa a la hinchada local. Un tiro de Paulino y un centro cerrado de Juan Sebastián es todo lo que tenemos anotado. En la otra área, Adrián no tuvo que intervenir en ningún momento.
Se fueron los chavales al vestuario con la mochila vacía. El ambiente era tan frío como nítida la música que llegaba del Vive Latino. En medio, la ilusión de que la discreta mejoría en defensa que había mostrado el Zaragoza sirviese para estorbar al Valladolid y encontrarse un balón favorable.
Tan posible era que el Valladolid batiese a Adrián en una jugada bien trenzada de las que nos mostró como que el Zaragoza tuviese acierto en alguna acción aislada. Y precisamente esto último es lo que ocurrió. Dani Gómez, que va ganando en poso y presencia conforme avanza la temporada, le robó un balón de oro a Meseguer, fruto de una buena presión cerca del área. Su conducción, perfecta, le permitió quebrar al defensa pucelano y batir a Guillherme con un certero chut. Todo el mérito para el nueve blanquillo.
Imagino su alegría y comparto la ilusión que despertó. El equipo zaragocista estaba plantando cara con sus armas, justas y a veces melladas, a todo un Valladolid. Y no solo eso: algunos de sus jugadores como Saidu, Paul, Juan Sebastián y el propio Dani supieron entender el partido y aportar lo que el equipo necesitaba. Eso sí, esto es fútbol, papá, y lo que ahora es alegría en seguida se puede convertir en tristeza.
No habían pasado ni tres minutos cuando Biuk, uno de los mejores de los castellanos, bailó a la defensa zaragocista y su pase lo remató de tacón Meseguer. El mismo que no había podido evitar el gol de Dani lograba ahora el del empate, que subió al marcador tras revisión pues el fuera de fuego rondó durante minutos la decisión final.
Ahí quisimos ver todos al Gabi entrenador, que no decepcionó. Su reacción fue inmediata, poniendo en el césped a Francho, Kodro y, poco después, Cuenca. Estuvo fino, pues estos cambios abrieron el campo y hasta el final el partido vivió subido a las olas de las galopadas de los jugadores de ambos equipos. Fueron minutos muy abiertos en los que pudo darse el gol en ambas porterías.
Faltaban muy pocos minutos para acabar cuando Cuenca llegó hasta la línea de fondo donde engarzó un chut que tras rebote en un defensa despejó ágilmente Guillherme. Poco después sería Garriel quien disparó con rabia para encontrar un rechace oportuno de Adrián.
Reconoció la parroquia del león el esfuerzo de sus muchachos y aunque no hubo lugar a los tres puntos podríamos acordar que el partido puede traernos varias enseñanzas útiles que el grupo puede incorporar en favor del partido que le enfrentará al Albacete dentro de ocho días.
Entonces veremos si el tiempo que necesita Gabi le da la razón.
Entonces será el momento de recoger los primeros tres puntos.