En buenas manos (y II) (Heraldo Escolar)

Prometí que hoy le daría la vuelta al vinilo de B. Russell y aquí está la esperada cara B. Sigamos su estela en pos del conocimiento frente a las creencias, porque el espíritu científico exige “el deseo de encontrar la verdad”. Para ello defendemos “la observación, el rigor, la disciplina científica y la concentración”, buscando que sean acciones estimulantes que conecten con la vida.

Hagamos de la cooperación una forma de vida, pues “el saber precisa ser compartido, sobre todo en una sociedad democrática”. Su devoción es que “nuestras actividades ordinarias deben ser cooperativas”, sin que eso signifique que renunciemos a “pensar por nosotros mismos en nuestra especialidad”.

En tiempos de incertezas propiciemos la disciplina “como hábito, no como obligación”, que consiste, según le inspiró su admirada María Montessori, en hábitos cerebrales interiorizados. Y del mismo modo favoreció la idea del aprendizaje de los clásicos de la literatura “para gozar de la belleza del lenguaje hablado y escrito”, a lo que debería contribuir la existencia de buenas bibliotecas. A ello sumamos la importancia de conocer la Historia de forma veraz, dándole la cara a la realidad, y de aprender geografía “a partir de la fascinación que producen los viajes imaginarios” y cuantos recursos iluminen la imaginación del alumnado.

Todo esto nos recuerda Jaume Carbonell; todo esto nos lleva al pensamiento de Russell, un defensor a ultranza del derecho del ser humano a vivir “la conquista de la felicidad”.

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