Fui alumno de la primera promoción de EGB, la que estrenó la Ley General de Educación en 1971 (sí, amigos, la EGB no empezó en los 80). Algunas de las iniciativas que viví fue que trabajábamos por equipos, que no teníamos libros de texto propios y que nuestra tarea era investigar en grupo asuntos que el maestro nos planteaba. Sí: equipos, libros de texto compartidos, investigaciones en grupo…Ciertamente, la rueda ya era redonda hace cincuenta años.
Y felizmente volvemos a estar en ese punto en el que el profesorado necesita más espacios y tiempos para Tomar decisiones en común. Porque ser docente hoy exige un mayor esfuerzo para trabajar como islas de un archipiélago unidas por puentes en constante construcción. También para aprender de la labor y experiencia de los compañeros.
La comunicación interna debe ser un principio general que ampare nuestra vida porque nos enriquece compartir experiencias y otros puntos de vista. El programa “Mira y actúa” es, en ese sentido, una razonable y ya consolidada realidad.
Ser docente significa estar conectado, porque eso contribuye al aprendizaje de nuestro alumnado cuando percibe nuestro crecimiento profesional y personal. Si acordamos que se construye ciudadanía a través de la comunidad, son los centros quienes deben liderar esta forma de estar en el mundo. Y es asunto sustancial visibilizar y compartir el trabajo que realizamos. La comunicación, así, es senda transformadora de la escuela. Mejor: es la razón de ser de la escuela.
