Detrás de la pizarra (Heraldo Escolar)

 Hace un año escribí sobre deseos y proyectos. Posibles, conseguibles. Hoy recupero la idea y la pongo en el contexto que nos acompaña.
   Escribí: “Hoy empieza un curso joven de mochila amplia”. ¿Joven? ¿Mochila amplia? Sí, pero atados a un futuro que nos espera y no sabemos dónde.
   Escribí: “Nuestros centros son un espacio y un momento para el encuentro y soñamos que nuestras escuelas lo sean para todos”. ¿Espacio? ¿Encuentro? Ni el más torpe de los guionistas de la peor película de serie B. ¡Qué maldita ironía!
Escribí: “Soñamos una escuela bonita, donde la belleza sea la mano que cogemos para sentirnos bien”. Y soñamos, pero hoy no la construimos con abrazos limpios, sino con
voluntad de cuidarnos unos a otros.
   Escribí: “Una escuela que nos maraville con el saber, el arte, la música, la poesía, la naturaleza”. Sí, pero buscando caminos hace poco desconocidos, ya tristemente
familiares.
   Escribí: “Una escuela manchada de sociedad, donde se caigan las paredes y nos sintamos tan cómodos en nuestras calles como en nuestras aulas”. Otra pesadilla: hacer
de los límites físicos nuestro seguro de vida.
   Escribí: “Una escuela de la creación, donde nos expresemos con libertad y nos sintamos tan cerca”. ¿Libertad? ¿Cercanía? Será con la mirada semiclandestina, sujetos a la norma que nos limita para asegurar el bienestar.
   Y escribí: “Una escuela, no de la razón, sino de las razones. En comunidad nos hacemos preguntas que la vida nos responderá”. Y creemos en ella, porque la sentimos cerca y nos sostiene el alma incierta.
   Eso era ayer, eso es hoy. Y mi párrafo final lo dedico a mis compañeras, a mis compañeros docentes para proclamar mi confianza en su compromiso, su generosidad, su esfuerzo, su fe sin límites. Y confirmo la semilla que sembró el profeta Joel en el siglo IV: “Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y
vuestros mayores soñarán sueños”. Profeticemos, pues, las visiones que soñamos. Juntos.

P.S.: El título alude a la película del mismo título, dirigida en 2011 por Jeff Bleckner.

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