El clima escolar: tan importante, tan cuidado.

p1040937Hace unos días un buen amigo me explicaba que en su colegio había un ambiente muy bueno. Me gustó el entusiasmo con que hablaba de lo satisfechos que estaban todos en su centro, profesional y personalmente, y también me agradó escucharle decir que estaba convencido que nada era porque sí sino que había razones que lo explicaban. El encuentro me animó a tratar de hacer un sencillo relato: esto es lo que creo que es necesario para que podamos disfrutar de un clima escolar favorable.

IMG-20150212-WA0031bPor supuesto lo importante son las personas. Más allá de la norma, del decreto, de la ley, la convivencia se soporta sobre ellas y es bueno que haya líderes que ayuden a mejorar esa atmósfera necesaria para que todo el mundo se sienta bien. Desde el equipo directivo hasta aquellas personas con ascendiente profesional o personal sobre el resto.

Por lo demás, expongo a continuación algunas ideas que han demostrado su utilidad a la hora de contribuir a un magnífico clima escolar.  Yo lo he disfrutado a lo largo de mi vida y lo sigo disfrutando hoy en día en mi colegio y estoy seguro de que pueden contribuir a la mejora allá donde existan dificultades.  Son estas.

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1. Construyamos un proyecto educativo querido por la comunidad, en el que todos nos sintamos cómodos y que todos sintamos como propio.

2. Trabajemos en equipo. Esforcémonos por compartirlo todo, hasta lo más simple. El tiempo de soledad ya ha pasado. Cuanto más juntos estemos, más fácil será lograr la satisfacción y mejor afrontaremos las dificultades.

3. Aprendamos a gestionar las situaciones de contraste de ideas. La crítica suele ser recibida como una desautorización personal, pocas veces como una ocasión para mejorar. Estamos seguros que cuando se hacen propuestas que suponen un cambio, siempre se hacen para mejorar. Y un detalle: evitemos los adjetivos. Criticamos las acciones, no a las personas.

IMAG20944. Las relaciones personales y profesionales deben apoyarse en la comunicación, que no es lo mismo que información. La información es un proceso que adolece de la calidez y la cercanía del encuentro, algo fundamental para nuestro propósito. La comunicación, sin embargo, aporta intención de ser, deseo de compartir, proximidad y horizontes comunes.

5. Afrontemos los problemas con transparencia, evitando los juicios previos. Escuchemos a todos, busquemos puntos en común y finalicemos las conversaciones con un acuerdo, por pequeño que sea. Ayuda a crecer y a subir peldaños en la construcción de un espíritu de grupo fuerte y con proyección.

6. Démosle pausa al día a día. Busquemos momentos y espacios de encuentro donde hablar de la escuela, sin actas ni documentos. Saboreemos el silencio del aula vacía, compartamos lecturas y expresiones artísticas, aportemos a la mochila común ese recurso que descubrimos ayer. Huyamos del vértigo, de la urgencia, de la fecha límite.

fb3e3-imag15957. Reivindiquemos una escuela libre de la dictadura del documento. Nuestro objetivo es educar y enseñar y en todo caso podemos ser unos buenos relatores de nuestra vida. Cuánto más se aprende de los diarios de grandes maestros que del texto normativo. Seamos poetas de verso diario antes que legisladores de prosa anual. Lo importante no es redactar propósitos, sino relatar lo vivido.

8. Propongamos cada día la palabra amable, el interés por el otro, el momento para escuchar, el instante para el buen humor. Creemos un ambiente cálido en el que la cordialidad, el afecto y el respeto sean lo más importante. No nos preguntemos qué puede hacer el colegio por mí; preguntémonos qué podemos hacer nosotros por el colegio.

Muchas más ideas están ahora mismo viviendo y conviviendo en miles de colegios en todo el mundo. Con ellas y con el deseo de construir entre todos los cambios necesarios podremos transformar la atmósfera que en la que se envuelve la escuela del siglo XXI.

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