«Aprendiendo a emprender» nos ayuda a crecer en comunidad.

(Este artículo lo escribí para Heraldo Escolar en mayo de 2016)

Cuatro ideas, mil lecturas

   El proyecto nace y crece en entornos educativos muy diferentes. Centros urbanos y colegios rurales; comunidades complejas con alumnado numeroso y escuelas con grupos pequeños y heterógeneos; instituciones públicas, concertadas y privadas.

   La propuesta didáctica permite que cada centro haga una interpretación próxima a su realidad y a su proyecto educativo y sea posible realizar una lectura propia en cada caso. Esto es así porque acordamos que la competencia “Sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor” tiene que ver con crear una empresa pero también que el emprendimiento tiene mucho que decir en el ámbito de la utilidad social y el bienestar de la comunidad.

  Las cuatro ideas que sustentan el proyecto son la exploración y conocimiento del entorno, la creación de un proyecto común en forma de cooperativa, el desarrollo de una idea  a modo de producto o servicio y la comunicación con la comunidad.  

La primera de ellas, la exploración y conocimiento del entorno, nos invita a diagnosticar una realidad para acordar soluciones a un mismo problema o necesidad que satisfacer. Se trata de detectar uno o varios aspectos mejorables de la comunidad y aportar ideas que nos ayuden a transformarla.

   Es el área en que desarrollamos la autonomía, la creatividad, la iniciativa, la asunción de riesgos, la búsqueda de oportunidades, la concreción de metas, la perseverancia, el autoconocimiento y la responsabilidad.  

   La segunda idea habla de crear un proyecto común en forma de cooperativa. Realmente se trata de la escenificación de un concepto, la materialización de una forma de estar en el mundo. En nuestro caso adoptamos el formato de cooperativa, una fórmula asociativa que desarrolla la creatividad, la iniciativa y la motivación. A lo largo del proceso de creación constitución y organización se dan tres momentos cruciales: generamos diferentes opciones, vivimos la reflexión como un acto constructivo y ejercitamos la elección, todo ello en un contexto de razonamiento y negociación.

   Es el ámbito en que el pensamiento crítico, la empatía y la capacidad de valorar están más presentes.

   En tercer lugar afrontamos el desarrollo de una idea, concretándolo en la creación y elaboración de un producto o servicio. Hablamos del prototipo. Para prototipar nuestra idea conoceremos el valor de la marca, aprenderemos técnicas de diseño y experimentaremos diversas soluciones ante un mismo problema. En realidad estamos hablando de hacer patentes las diferentes opciones para encontrar la mejor al final del proceso.

   En este capítulo de nuestro proyecto consideramos el valor de la resolución de problemas, de la creatividad y la imaginación, de la reflexión y la valoración de lo que hacemos y del sentido crítico para detectar nuestros puntos fuertes y puntos débiles.

   Por último, en cuarto lugar se da el momento para la comunicación, que en nuestro caso hacemos visible con la celebración de un mercado de cooperativas. Comunicar nuestro proyecto para conseguir captar el interés y la atención de la comunidad. Es un atractivo desafío que permite desarrollar la motivación por el logro, la creatividad, la iniciativa, la búsqueda de oportunidades, la asunción de riesgos, la responsabilidad, la fijación de metas y la autoconciencia.

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