Bienestar, navío veraz (II)

Hace una semana nos bañamos en las aguas del bienestar y hoy cruzamos los ríos del cuidado mutuo. Quienes hemos vivido en Territorio Acogida creemos en la bondad de los grupos de apoyo. Nos quieren engañar con la verdad del individualismo extremo cuando se ha demostrado que el sentimiento de pertenencia amparado en las redes de apoyo mutuo son el ecosistema perfecto para el crecimiento personal.

El bienestar docente se apoya en actuaciones que giran en torno a la idea “Hacer escuela”. Aquello que contribuya a la cohesión social será bienvenido si buscamos que la comunidad sea un espacio y un tiempo de acogida.

De la mano de esta idea camina la participación. Que no nos hagan creer que el individuo puede crecer sin creer en plural. Formar parte de un todo nos lleva a ser actores, agentes activos.

Creemos en el liderazgo, aliado del progreso que se sustenta en el reconocimiento del otro, en la confianza en los demás y la invitación a todos a construir un proyecto común.

En definitiva, nos sumamos a la idea del docente como modelo del alumnado, como generador de climas de convivencia apoyados en la apuesta por una comunicación limpia y asertiva. Solo así seremos constructores de una escuela que sea hogar, lugar y momento seguro.

Estas ideas nacen y crecen en encuentros como el celebrado bajo el título “Hacia el bienestar docente: análisis y propuestas” y de esa y otras fuentes bebemos para compartir la voluntad de encontrar caminos de convivencia,
senderos de generosidad.

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