a La televisión es, sin duda, el fenómeno cultural más importante de las última décadas. Con ella convivimos y en sus brazos hemos soñado vidas distintas, gozado con triunfos deportivos y conocido acontecimientos históricos de primer orden. Pero en su regazo también, sencillamente, hemos disfrutado con programas de entretenimiento y lo hemos pasado bien con concursos intrascendentes. Es, por hablar de datos, el miembro n+1 del 99,5 % de los hogares españoles.
En mi artículo «La televisión y el ocio» (BALCEI, nº 102, Noviembre de 2005, págs. 89 y 90) reflexioné sobre el tiempo libre y la forma de emplearlo de una manera razonable, creativa y positiva y el papel que juega la televisión en esos momentos tan nuestros y, a veces, tan ajenos a nosotros mismos. Hoy, sin embargo, me acerco al mundo de la infancia y a su relación con la televisión, entendiendo por tal cualquier dispositivo audiovisual utilizado por los pequeños de la casa: tableta, wii, ordenador, smartphone… Un sencillo decálogo que sugiero tener en cuenta por si sirve de ayuda en momentos de duda o en situaciones que nos crean incertidumbre como padres y educadores.
1. Un niño solo y una televisión es una mala pareja de baile. Tentadora, pero no conveniente. La presencia de un adulto que acompañe es una buena idea. Costosa, pero conveniente.
2. La negociación es siempre una buena opción. Pactar los momentos en que podemos ver la televisión ayuda a hacer un uso beneficioso de ella.
3. Hay cientos de alternativas a la televisión por lo que podemos equilibrar los tiempos de ocio con actividades diferentes.
4. Aprovechar los momentos que estamos juntos (comida, cena) para conversar, evitando compañías innecesarias.
5. Si están realizando tareas escolares buscaremos un ambiente de paz y calma, sin televisión. La música es una buena amiga.
6. Evitar la televisión (la wii, la tableta) cuando nos vamos de viaje o de excursión es un práctica divertida por novedosa.
7. Ver la televisión siempre en familia. Negociamos los programas, aprendemos a disfrutar juntos de lo que vemos y conversamos todos sobre lo que estamos viendo. Sólo con hablar ya estamos haciendo un gran bien a nuestros hijos.
8. El salón es el lugar destinado a la televisión, el ordenador, la wii o la tableta. Es el punto de reunión de toda la familia, el ágora de los afectos. Allí estamos todos, allí vemos todos la televisión.
9. Las películas, en DVD. Y juntos. Evitamos publicidad innecesaria (hasta 39 minutos por película), manejamos los tiempos y podemos revisar escenas si nos interesa.
10. Los padres y los educadores somos su ejemplo. Lo que hagamos nosotros, harán nuestros hijos. Aprenden de nuestros actos, no tanto de nuestras palabras.
Son diez latidos, no diez soluciones. Probablemente porque la televisión no es un problema, sino una oportunidad magnífica de aprender. De nosotros depende que nuestros chicos la aprovechen adecuadamente.