Sí que nací para aprender (Heraldo Escolar) Foto: Jaime Perpinyà

Hablo con mi gente sobre educación y cuando hacemos una lista de asuntos importantes coincidimos al menos en dos: el fracaso escolar y la desigualdad. Y añado una tercera: la construcción de equipos humanos con vocación de comunidad.


Contamos con un colectivo docente comprometido y cualificado, pero necesitamos profundizar en los proyectos compartidos porque las respuestas a las incertidumbres no surgen de heroicos esfuerzos individuales. Allá donde se entiende que la educación es una empresa común y que la verdadera evolución nace y crece entre iguales hay más posibilidades de que se produzca.


Mi gente y yo creemos que es muy importante que haya debate y que en él participen muchos sectores. Y, claro, que ese debate debe tener una vocación de permanencia.


Por eso acogemos con el aula abierta encuentros como “Las pruebas de la educación”, celebrado en Zaragoza para reflexionar con Ana Berástegui acerca de cómo el apego afecta al aprendizaje y el bienestar en la escuela; para recibir las claves que nos entrega Rosa Llorente para lograr el bienestar del alumnado desde la mejora de su comportamiento; para aprender junto a Mario Miguel cómo fortalecer relaciones, potenciar el bienestar emocional y contribuir a un entorno educativo inclusivo; para percibir, en fin, el perfume que nos deja Alejandro Montes cuando habla sobre la inclusión y la inequidad de nuestro sistema educativo. Por ejemplo.

Por eso hablamos de «cambiar la educación» pero, sobre todo, de «cambiar en educación».

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