Foto: Jaime Perpinyà
Hoy nos ponemos en modo afirmación. La contribución de la mujer al desarrollo común no cuenta en el conocimiento escolar. Además, se sabe que las niñas, por motivo de la socialización de género, creen que son menos capaces que los chicos de enfrentarse a las materias de ciencias. Tanto la investigación “Gender stereotypes about intellectual ability emerge and influence children’s interests” como informes PISA o TIMSS prueban estas aseveraciones. Por otra parte, algunos datos: según el Informe CYD 2023, la presencia de mujeres en el curso 2021-2022 fue menor en grados universitarios de ámbitos como matemáticas (35,9%), ingeniería, industria y construcción (30,3%), física (27,7%) e informática (14,9%).
Hay más. Adela Muñoz, presidenta de AMIT Andalucía y una de las impulsoras de la campaña #NoMoreMatildas, habla de “la falta de referentes claros para niñas y niños de la existencia de mujeres, a lo largo de la historia, que han sido claves para el avance del conocimiento”.
Preguntarnos “qué habría pasado si los más brillantes y conocidos científicos hubieran nacido siendo niñas en vez de niños” mueve a una triste sonrisa que nos lleva, como dijo el cineasta, a contestarnos lo obvio: “Su apellido apenas nos sonaría hoy y los méritos de sus descubrimientos se los habría llevado algún compañero de investigación” (C. Fenoll).
Y como colofón, la opinión: es imprescindible conciliar sus vidas personales con las profesionales y superar el rol asignado injustamente por ser mujeres.