-
Aquella mi primera conversación con Antonio Pérez Galindo, maestro y amigo.
Aquella primavera de 1991 supe que mi destino profesional iba a ser Alcorisa. Había tenido una información previa que me hablaba de Calaceite y Mazaleón pero al final los números me adjudicaban un futuro en el Bajo Aragón y a ello me dispuse. Conocía la localidad por haberla cruzado el año anterior en un viaje que había hecho a Molinos cuyo fin era saber de la cultura museística desarrollada en esa bonita población, pero poco más podía decir de esas tierras en las que iba a trabajar los próximos años. Así y todo, con la intención de ponerme a disposición y presentarme al director, realicé una llamada telefónica…