(Publicado en Heraldo Escolar el 11 de abril de 2018. Dedicado a Carmen Carramiñana, luz y palabra a cuyo lado da gusto caminar). 

   Pocos conceptos son tan visitados por los actores educativos como el vocablo “lectura”. Quizás se trate de un lugar común en el que no siempre interpretamos seriamente estudios contrastados, pero sí reconocemos el esfuerzo que nuestra sociedad ha hecho por mejorar la competencia lingüística de la ciudadanía. A su costado nos reconocemos en multitud de actuaciones y en Aragón destacamos tres procesos que han contribuido especialmente a la mejora del universo lector.  

  Se han desarrollado los conceptos de lectura y de cultura compartida (profesorado, familias, alumnado) al amparo de las bibliotecas escolares y municipales. Para ello se han celebrado encuentros con autores, exposiciones, salidas al teatro, visionado de películas relacionadas con obras literarias, visitas culturales y conexión con Jornadas y Semanas Culturales. De este modo se ha favorecido la implicación de colectivos en el proceso de extensión de la lectura como argumento de progreso. Al mismo tiempo, el programa “Leer juntos” incorporó a familias, profesorado y bibliotecarios a la lectura en estrecha relación con el centro educativo, de manera que el alumnado estuviese en el centro del proceso.

  Casi paralelamente se ha producido una transformación en la metodología de aprendizaje de la lengua y la literatura. Comenzó en Ed. Infantil y después irradió a Ed. Primaria y Secundaria y tiene que ver con un planteamiento constructivista. Así, los docentes entienden que el aprendizaje de una lengua tiene en cuenta a la familia y al entorno, pues tiene que ver con la vida. También comprenden que el lenguaje es una herramienta de aprendizaje transversal y que las familias juegan un papel clave en el proceso de inclusión de la lectura que favorece el crecimiento personal y social.

  Y en tercer lugar consideramos la implicación de la administración cuando interpretó que había en los docentes una necesidad que satisfacer. Esto llevó a la generación de planes como “Bibliotecas escolares” o los “Planes de lectura”, que eran en realidad planes de lectura, escritura y expresión oral. Este concepto es muy importante y debe llevarnos al desarrollo de los “Planes de competencia lingüística”.

  Tres líneas muy claras, sólidas y coherentes que conforman un camino contrastado que merece la pena recorrer.

Juan Antonio Pérez Bello
japbello@gmail.com
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