(Publicado en Heraldo Escolar el 3 de mayo de 2017)
Hace mucho tiempo aprendí que los procedimientos son conjuntos de acciones ordenadas orientadas para conseguir una meta. Aprendí también que los procedimientos nos interesaban en la misma medida que los contenidos. Después supe que podíamos considerarlos parte de un contexto cultural del que el alumnado extraía otro tipo de saberes referidos también a conceptos, principios, hechos, actitudes, valores y normas.
De todo ello hice luz y guía de mi práctica educativa durante años. Hoy, cuando habitamos un territorio abollado por la inexactitud pedagógica y enmarañado por la diversidad ideológica, trato de ajustar caminos comunes con mis iguales: alumnado, profesorado, familias y sociedad.
Los procedimientos son importantes y para un adecuado manejo es preciso que los docentes nos sintamos seguros y cómodos en la ejecución de esas acciones. Cuando compartimos con los compañeros el desarrollo de un proyecto procuramos conversar sobre el método, la forma en que vamos a llevar a cabo cada actuación. Si transmitimos el sentido de lo que hacemos (por qué) y acordamos el producto final de nuestra propuesta (para qué), será más fácil que el alumnado aprenda.
En algún momento procuraremos espacios de aprendizaje para el profesorado y en algún lugar habrá que propiciar instantes de experimentación. Cuando estamos en situación de transmitir confianza en la secuencia, seguridad en la práctica y significado en el desarrollo, el proceso se convierte en herramienta de logro.
El alumnado acoge con naturalidad que se le propongan opciones, pues así hay más posibilidades de disfrutar aprendiendo; asume con confianza la reflexión, porque implica madurar las ideas para elaborar juicios ecuánimes y acepta con seguridad la bondad de la elección final, pues requiere ser capaces de llegar a acuerdos. En todo caso, como los procedimientos nos indican lo que sabemos hacer y saber cómo hacerlo, entenderemos que nuestra tarea es adecuarlos a nuestro entorno. Así conseguimos que formen parte de nuestra realidad como comunidad.