En buenas manos (I) (Heraldo Escolar) Foto: Jaime Perpinyà
Volvamos una vez más la vista al pasado para vislumbrar el futuro. Para ello nos inspiramos en la sabiduría de Jaume Carbonell, quien nos abrió hace años el pensamiento de Bertrand Rusell, constructor en su obra “Sobre educación” (1931) de un edificio pedagógico que tiene hoy plena vigencia. Russell alejó a la escuela del Estado y de la Iglesia por considerarlas instituciones que “impedían el desarrollo de la inteligencia, la libertad e independencia de criterio de la ciudadanía”. Se empeñó en la universalización del derecho a la escolarización en clave igualitaria y promovió que la innovación exitosa beneficie a la mayoría, siguiendo a su admirada María Montessori. Vinculó, así, educación y democracia como pocos.
Abogó por la aventura intelectual y por la conexión de la educación formal con la vida, haciendo ver al alumnado “cómo puede transformarse el mundo por medio del conocimiento”. Reflexionó sobre lo que llamó “educación útil”, un concepto que ilustró a través de la comprensión de Hamlet. Un gesto intelectual poco práctico, sí, pero que hace de la persona un “mejor ejemplar humano”.
Russell, en fin, hizo apología del debate frente al adoctrinamiento. Para él lo nuclear es “el deseo de averiguar frente a la voluntad de creer” y el contraste de opiniones, el verdadero “medio de averiguar la verdad”, no solo batalla estéril.
Y como yo, leyéndolo, me siento en buenas manos, la semana que viene hilaremos la cara B de este sencillo vinilo educativo.



