Foto: Jaime Perpinyà
(Publicado en Heraldo Escolar el 13 de Enero de 2016)
Sostiene Javier Echevarría que las tecnologías de la información y la comunicación, cuando convergen entre sí, generan un sistema tecnológico, el sistema TIC. Y nos invita a convenir, además, que ese sistema es mucho más que eso porque ha propiciado un nuevo espacio-tiempo social, el llamado tercer entorno.
Un primer paso necesario es describir cómo se han transformado la información y las comunicaciones y, sobre todo, las relaciones humanas. Si el primer entorno es la naturaleza y el segundo las ciudades, espacios en los que el contacto físico es determinante, este tercer entorno propicia relaciones e interacciones a distancia y en red. Por eso el concepto espacial que ahora manejamos no encaja con esa realidad tan sólidamente instalada en familias y alumnado, no así tanto entre el profesorado.
Esas escuelas sin muros hablan de lo interesante que resulta caminar hacia formas distintas de organización de aulas y espacios escolares. Esto es así porque en la sociedad-red de la que habla Castells habrá escuelas-red donde convivirán los procesos de aprendizaje y los de socialización. Pero no solo de lugares hablamos, pues la otra coordenada del hecho escolar sobre la que no tenemos mucho reflexionado es la organización de los tiempos. Los límites horarios que nos impone la normativa impiden que podamos afrontar propuestas pedagógicas que necesitan una amplitud intelectual, social y emocional de largo recorrido.
Quienes hemos vivido experiencias educativas en las que el tiempo está al servicio del proyecto y no el proyecto a la sombra de las franjas horarias sabemos que otra forma de estar en el mundo es posible. Y no hace falta esperar a que se le ponga un apellido a la vida. La experiencia del Canal Pispotero/Pispotero/Onda Pispotero, como tantas otras que conocemos y conoceremos, es una prueba de ello. Un ejemplo de escuela con horizonte, de escenario ancho, de viaje lleno de conocimiento.
Así pues, si la escuela se adapta a ese tercer entorno será posible instalarnos en una estructura con sentido de permanencia. Solo si creemos que las ideas tienen que llegar a la escuela para quedarse podremos construir proyectos sólidos que nos permitan a todos aprender a lo largo de toda la vida.