Lleno de aventuras, lleno de conocimiento. Como el futuro que empezamos cada día. Como la primera vez, como la última palabra. Ha sido breve el viaje junto a ti, pero el camino compartido me ha bastado para comprender que tras tu voz de tribuno descansa un relato de joven aprendiz. Y eso, aprender al lado de quien siempre está aprendiendo, es una hermosa manera de crecer. Todavía hoy. Todavía siempre. Gracias, Jesús, por darme la oportunidad de descubrir paisajes transparentes. Y mi deseo: que el camino sea felizmente largo y eternos los amaneceres.
Foto: Despedida