Hace unas semanas escribí en este mi querido blog un artículo que titulé «Entonces, ¿qué clase de maestro soy?» en el que trataba de explicar cómo me veía a mí mismo como docente. En él no me asomé a la pizarra de las metodologías ni de los currículos, pero sí dejaba sentado que había dos cosas que me definían: el amor por las cosas bien hechas y mi sentido del deber.
Hoy traigo a este sitio de reflexión un artículo de Meritxell Viñas que encontré hace un tiempo. En su blog leí que nos propone un discurso en el que son protagonistas las metodologías educativas innovadoras que aprovechan las TIC. No está mal reflexionar acerca de algunos aspectos que constituyen la atmósfera en la que nos desenvolvemos día a día los educadores españoles. Y tampoco está mal conocer lo que una voz tan autorizada como la suya considera relevante en el siglo XXI.