(Publicado en Heraldo Escolar el 18 de noviembre de 2015)
Ser maestro, ser maestra. La propuesta de “A debate” conmueve, sobre todo si se hace en una tierra en la que estamos más cómodos utilizando la expresión “está de maestro en”. Una leve distancia verbal que marca fronteras a veces insalvables.
Ser maestro es vivir en permanente búsqueda. Es abrir cada mañana la ventana a un futuro en el que no damos nada por seguro. Las preguntas que nos hacíamos cuando decidimos vivir la escuela nunca encontraron respuesta y las verdades que ahora damos por instaladas no siempre nos traen la luz que necesitamos.
Para ser maestro hace falta, en primer lugar, vislumbrar la orilla del compromiso y decidir que todas las herramientas a nuestro alcance son útiles si son nuestras manos las que las gobiernan. Las metodologías, la tecnología, la organización de los tiempos y los espacios y todos los “ismos” del paisaje pedagógico son trigo seco si no hay un corazón detrás de cada decisión.
Hemos conocido magníficos maestros, maestras muy alejados de nuestros planteamientos con los que, sin embargo, hemos recorrido los mismos caminos. Ni pensábamos igual, ni entendíamos la escuela de la misma manera ni encontrábamos el mismo sentido a nuestra tarea, pero su humanidad, su grandeza de espíritu, su capacidad para amar y su entrega a los demás les convertían en los mejores compañeros de viaje. Porque eran personas que encontraban en su profesión el sentido de sus vidas.
Pero la mejor noticia es descubrir hoy, en medio de la tormenta mediática que nos abruma, a maestros y maestras, jóvenes y maduros, capaces de darse la mano para afrontar juntos la inmensa tarea que la sociedad nos ha encomendado. Personas seductoras, libres, abiertas a la vida, manchadas de sociedad, que se esmeran en su labor, que no se conforman nunca con lo mínimo. Que aman amar.
Esos compañeros, compañeras que nos dan ejemplo de trabajo, esfuerzo y generosidad honran el sentido del deber, tan oculto a veces, tan a la sombra de los derechos. El deber, que tiene valor de valor. Que nos dignifica y nos significa.