(Texto que he escrito con todo mi cariño y publicado en “El Pispotero”, nº 109)     

   Imagina, mi querida Conchita, un mundo sin pispoteros. Imagina un cielo en el que nadar, un cielo por el que caminar y un mar al que volar. Imagina que las palabras se duermen cuando las lees y las melodías se acuestan en los lienzos. Imagina que solo imaginamos lo imposible y en las calles del bosque hay una casa a cuyas ventanas se asoman los mil poemas que acompañan tu viaje.

   Imagina que tu colegio te añora, que quienes fueron niños y aprendieron de la dulzura de tus juegos se olvidan de que han crecido. Imagina que las sombras de los árboles te regalan los días que has vivido a su cobijo. Imagina que cuando el sol compañero y alcorisano te busque y no te encuentre alguien le dirá que ahora otros jóvenes disfrutan con tu voz, con tu risa. Imagina que se alegra, que él también ha aprendido a comprender que es justo que conozcas otros paisajes porque mereces merecerlo.

   Imagina, pues, que nos has enseñado a hacer de la calmada búsqueda una forma de estar en el mundo, la misma inquietud que te hace imaginar a tu gente recordando a aquella niña que aprendió sus primeras letras y rimas y números y triángulos y ríos y plantas en las viejas escuelas de Alcorisa. Imagínala subiendo por primera vez la cuesta para estrenar el nuevo colegio. Hazlo y los que son forasteros en tu vida descubrirán que es la misma que años después, ya mujer y maestra, volvió a ocupar las aulas que la conocieron pupila para encargarse de cultivar los corazones del futuro. Aquella niña, esta mujer.

  conchita ¿Será esta luz de fin de verano testigo de tu nuevo viaje? Quizás, pero quienes firmaremos el camino que emprendes somos quienes hasta hoy hemos sido tus cómplices. Sea una luz abierta e infinita la que te llevas a esa nueva vida, que es tan sólida la aventura que hemos compartido que no tememos el olvido. Antes sonreiremos convencidos de tu lealtad, de tu perenne certeza, de la extensa belleza de tu labor que guardamos para nosotros. Lo hacemos en las imágenes del Canal Pispotero elaboradas en tardes de cercanía, los programas de Onda Pispotero y Onda Balcei construidos al cobijo de los afectos, las páginas de El Pispotero cosidas al amparo del cariño sin fin. Ahí queda tu obra, tu compromiso, tu generoso legado. Ahí te quedas tú, pues por mucho que  lo sepamos nunca te irás lejos de ti misma, lejos de nosotros. Es decir, siempre estarás en ti, que es decir en todos.

Juan Antonio Pérez Bello
japbello@gmail.com
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