Comienza un nuevo curso.
Bien, pues ya está aquí. Ya ha llegado el curso escolar con los tópicos titulares de prensa adornando una realidad cada día más difícil, extraña y ajena a la verdad profunda. Con ciento cuarenta caracteres ventilamos la vida; con un par de frases repetidas en los medios le ponemos apellidos a nuestro sistema educativo; con un ramillete de opiniones en boca de los tertulianos le pintamos la cara a la sociedad.
¿Conocemos a los maestros?
Este blog acoge en sus páginas más de cien artículos dedicados a la noble tarea de educar. Más de cien renglones, acertados o no, pero nunca torcidos, porque están escritos con el alma en la mano y en sus párrafos hay libertad y amor. Y en muchos de ellos se habla de nosotros, los maestros; nosotras, las maestras. Los grandes desconocidos. Los actores de una obra cuyo guión pretenden escribir en muchas ocasiones quienes no saben pero dicen que saben. Y por eso me voy a empeñar en ayudar a que se nos conozca, a que sepa quiénes somos. Y sobre todo, por qué somos.
Maestro/a nuevo, maestro/a veterano.
Hoy, miércoles, han transcurrido ya tres jornadas de calendario. Son días que dedicamos a tomar contacto con el centro. Los que regresamos a él, para retomarlo donde lo dejamos, disponer todo lo necesario para continuar la tarea y ayudar en lo que podamos a los compañeros nuevos. Estos, para conocer dónde están, qué características tiene, qué hay que saber de él, cómo son, en general, las familias, qué proyectos educativos se desarrollan en él. En fin, una semana de contactos, encuentros, planes y preparativos.
Las primeras tareas.
Por ejemplo. Estos días muchos de nosotros nos hemos dedicado a transportar muebles (mesas, sillas, armarios) de un aula a otra. Hemos organizado materiales (libros, publicaciones, aplicaciones informáticas, recursos en general). Hemos hablado de las reuniones que vamos a tener con las familias: qué les vamos a contar, cómo se lo vamos a comunicar y en qué vamos a poner el acento. Y hemos comenzado a planificar las acciones que vamos a emprender a lo largo del curso. Pero tenemos un problema.
No estamos todos.
Gran problema. Las plantillas no están completas. Se podría decir que los maestros/as llegan tarde al trabajo. Pero no porque sean impuntuales, sino porque una parte del colectivo, los interinos, se incorporarán el próximo lunes. Y eso es debido a una mala decisión administrativa. La podrán argumentar, incluso justificarla, pero es innegable que un colegio necesita a todos sus efectivos desde el primer día de curso. Porque un colegio es un lugar en el que es fundamental el encuentro, las relaciones, la comunicación, el conocimiento mutuo. Porque un colegio es un momento para compartir, discernir, conocer, comprender. Y todo eso no es posible si no estamos, si no nos conocemos, si no nos sabemos los unos a los otros. Y es menos posible aún si hay que hacerlo con prontitud, con vértigo, con apresuramiento.
No, no es buena idea que los maestros lleguen tarde. No es buena decisión considerar que en dos días un profesional pueda disponerlo todo para que ese día tan importante, el primer día de curso, los miembvros del claustro sean, en alhgunos casos, unos perfectos desconocidos.
Me lo decía esta mañana mi querida compañera: una cosa es lo importante y otra cosa es lo urgente. Y en educación no deben existir las urgencias. Aunque, lamentablemente, hay demasiadas.
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