Leo en «El Magisterio Español», periódico de temática educativa, una información que me permite saborear un breve rayo de luz en medio de estos días negros y nerviosos que ocupan nuestras vidas últimamente. Dice el titular: «Más del 86 por ciento de las ofertas de empleo cualificado en 2011 tenían como requisito imprescindible el dominio del inglés». Semejante información nos anima a reflexionar sobre el futuro. Pero no sobre mañana o la semana que viene. Ni siquiera sobre el horizonte electoral que la inmensa mayoría de los partidos políticos (por no decir todos) se marcan como límite de su planificación, sino sobre el Futuro, con mayúsculas.
Lo que estamos viviendo, la crisis sistémica que nos zarandea y nos obliga a preguntarnos sin encontrar respuestas, va a propiciar el nacimiento de un nuevo mundo, una sociedad en la que tendremos que aprender a vivir de otra manera y en la que nuestros valores serán muy diferentes de los que han marcado nuestro norte durante las última décadas. Pero hay algo que no cambia y que sigue siendo una razón para seguir trabajando y luchando por el porvenir: la necesidad de formarnos y, sobre todo, formar a nuestros hijos.
Alcorisa, en este sentido, se encuentra en una situación privilegiada. El Proyecto Bilingüe, esencial piedra angular de nuestros centros educativos, abre las puertas a la población, a los ciudadanos del mañana, que dispondrán de una herramienta personal y profesional que les situará en una posición ventajosa a la hora de acceder a un mercado laboral en el que el inglés es, y por supuesto será, imprescindible. Los ciudadanos alcorisanos, dentro de veinte años, serán trabajadores, cualificados o no, que podrán comunicarse naturalmente en español y en inglés y esa circunstancia los hará disponer de posibilidades y oportunidades que muchos otros ciudadanos no tendrán.
Es hora, ya, en este mismo instante, de ponerse a trabajar pensando a medio plazo, planificando el futuro de finales de la década de los 20 y comienzos de los 30 , imaginando escenarios en los que nuestros vecinos, los que ahora están en el colegio creciendo en un entorno bilingüe, serán requeridos para ocupar puestos de trabajo en los que el idioma será esencial. Y hay que hacerlo todos juntos, sin siglas, sin argumentarios de partido, sin pensar en las elecciones de 2015 (¿o serán en 2013?), sin pensar en nosotros, sino en nuestros hijos.