Estamos en buenas letras (Heraldo Escolar) Foto: Jaime Perpinyà

La mañana del lunes lució hermosa desde que el primer rayo de sol rozó sus mejillas. Ese día el CEIP “San José de Calasanz”, de Zaragoza, recibió la visita de escritores, ilustradoras, cuentistas, monigoteros y demás seres maravillosos que nos regalan sus palabras y sus imágenes para que podamos entender los sueños. Se celebraba el XIII Maratón de Cuentos.

Aquellos creadores iluminaron con dulzura sus encuentros con las criaturas a través de cada relato, cada personaje imaginados a bordo de mágicos trenes a Tozeur, en el interior de naves espaciales construidas en iglesias vacías como caminantes que buscan la paz en el amanecer.


Cuando llegué no me sentí extranjero. El plácido tumulto que me acogió me indicó que estaba a punto de despertar a la orilla de un horizonte cercano. Así me sentí al entrar en esa estación de los amores en que se había convertido el colegio. Un universo que me transportó a un palacio de un país lejano en el que habitaba una corte de súbditos y emperadores tan diferentes, pero tan iguales a la vez gracias a la magia de la literatura.


Y escuché cuentos de los mil y un días y dibujé extraterrestres valerosos y aprendí que aún aprendo. Y me imaginé a aquellas niñas y niños al cabo de unos años recordando que una primavera luminosa alguien les contó la historia de un bailarín que no sabía bailar y danzaba al ritmo del silencio. Porque la escuela encuentra su sentido más profundo cuando se convierte en constructora de experiencias memorables.

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