Ética legal (Heraldo Escolar) Foto: Jaime Perpinyà

La bióloga Lynn Margullis nos muestra que todos los organismos mayores que las bacterias son, de manera intrínseca, comunidades y que “la vida no conquistó el planeta mediante combates, sino gracias a la cooperación”. Por su parte, Paco Puche expresa que “la tendencia fundamental en la dinámica de la vida es la cooperación universal”. Frente a estas miradas éticamente límpidas, el mensaje de la competencia individualista socava la idea del bien común y se enaltece en la economía, en el deporte y en el trabajo.

Kropotkin habló de cooperación, solidaridad, cuidado mutuo y  reparto justo de recursos como herramientas clave para el progreso de la sociedad.  Muchos firmamos estos principios pero vivimos malos tiempos para “ethos” y en ellos la escuela lo tiene muy difícil para desarrollar procesos de construcción ciudadana cuando ciertos líderes sociales, deportivos y políticos defienden la legalidad por encima de ella. 

Hoy, la educación quiere presentarse como una actividad esencialmente ética y para ello tiene que considerar tres dimensiones: Antropoética, para descubrir las relaciones más justas entre comunidades, lo que implica un humanismo ético; Bioética, para explorar relaciones más responsables de la especie con la Biosfera; y Ecoética, para acercarnos a una relación más equilibrada de la especie humana con los diversos sectores de la Ecosfera. Así lo defiende José Domínguez y con él acordamos, sin comisiones, que sí hay futuro si somos capaces de navegar a bordo del compromiso moral.

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