Dos de las calles más importantes de Zaragoza llevan nombre de mujer: María Zambrano y Gertrudis G. de Avellaneda. Quien tuvo la feliz idea merece nuestro reconocimiento, pero más nos alegraría si la ciudadanía
supiese que fueron dos grandes escritoras. Y si conociese su obra, brillo en los ojos.
No es habitual que una ciudad eleve la figura de una mujer creadora al nivel de tantos y tantos hombres. Arrojar luz sobre lo que la Historia ha ocultado. En las aulas resuenan con más frecuencia de la deseada mensajes que hablan de la obra de escritores de la Generación del 27 mientras se tiende a silenciar la de las mujeres de ese tiempo. Solo la acción de un profesorado comprometido con principios de igualdad y verdad logra revertir un fenómeno tan poderoso como injusto.
La historia de Las Sinsombrero es un modelo de transformación social. Mujeres que se quitaron el sombrero como símbolo de un rol marginal que se limitaba al papel de esposas y madres cuando eran protagonistas de la vida intelectual española. Escribe Tània Balló que “mientras sus compañeros de generación y de vida eran distinguidos, ellas y su obra eran olvidadas”. Triste contrasentido,
En el Festival de Málaga de 2015 se proyectó el documental “Las Sinsombrero”, dirigido por la propia Tània Balló, Serrana Torres y Manuel Jiménez. El audiovisual comienza en el aula de un IES y finaliza con el profesor de literatura recogiendo los exámenes de los alumnos pero no el de las alumnas. Incredulidad es femenino.