(Artículo publicado en la revista “Forum Aragón”, nº 23, págs. 61-64)

   Empecemos por el principio. Empecemos por abrir la puerta de entrada a la formación de los futuros docentes.

   La incorporación de planes de estudios de universitarios que den respuesta a las necesidades de la sociedad es un desafío que aún no ha superado la categoría de debate y reflexión. En la actualidad vivimos envueltos en un gran desconcierto educativo del que vamos a tardar un tiempo en salir. Y en medio de semejante desasosiego, la Universidad anda buscando respuestas aunque no siempre cuenta con la colaboración de ámbitos como la escuela-institución, la familia-institución, el municipio-institución.

   Existe un gran consenso en torno a la necesidad de mejorar la formación inicial del profesorado, pero para que ello sea así también las Facultades de Educación deben dar un salto cualitativo que les permita erigirse en líderes del cambio y les ayude a formar parte protagonista de la sociedad del aprendizaje.

   Ahora mismo se precisa una universidad referencial, con profesorado prestigioso y alumnado dispuesto a convertirse en vanguardia del cambio. Aún más: vértice de la evolución.

   Para que ello sea posible proponemos acciones que acerquen a los colectivos cuya incidencia en la educación es principal. Y necesitamos, además, una universidad que equilibre los vectores de investigación y docencia. Mientras sigamos pensando que solo es importante investigar; mientras mantengamos la idea de que únicamente tenemos que enseñar, estaremos propiciando universidades alejadas de la idea de que no hay buena investigación sin buena docencia previa.

   Afortunadamente ya se aprecian movimientos muy interesantes en sectores de las facultades de Educación que tienden puentes hacia la sociedad a la que sirven. Movimientos que tienen protagonistas con nombres y apellidos cuyo trabajo comienza a recoger frutos. Sigamos su estela.

   Prueba de que la formación inicial es un asunto de relieve nos lo indica el reciente debate suscitado en torno al llamado “MIR educativo”. Sin tener todavía una opinión formada al respecto, no despreciemos sin reflexión ninguna iniciativa que tenga por objeto una mejor preparación de los futuros docentes.

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Juan Antonio Pérez Bello
japbello@gmail.com
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