¡Vamos a grabar un buen vídeo escolar! (I)

Premio Ramón Pignatelli 2005 – 1er Premio Concurso de TV escolar 2004 – Canal PispoteroCanal Catalina

    Cuando tenemos la cámara en la mano y queremos grabar un buen vídeo hay varias cosas que debemos tener en cuenta: qué tipo de planos vamos a utilizar o que movimientos de cámara vamos a realizar, por ejemplo. Pero hay otras cuestiones que merecen la pena ser tenidas en cuenta. Ciertos «trucos» que nos ayudarán a que nuestras grabaciones sean dignas y correctas.
 
   1. Tengo un plan. Es muy importante tener una idea previa de lo que queremos grabar. ¿Qué queremos mostrar? ¿Cómo empezar? ¿Cómo organizamos la secuencia narrativa: introducción, nudo y desenlace?

  2. Tomas largas. Si tenemos abundancia de material siempre podemos elegir, pero si nos falta grabación, de ahí no podemos sacar nada. Y lo mismo ocurre con las tomas: es preferible que sean largas, pues siempre podemos cortar, que no que sean demasiado cortas, pues entonces no podemos alargar. Además, debemos procurar que cuando estamos editando echemos de menos tal o cual aspecto que deberíamos haber grabado.
 
   3. No hay que abusar del zoom. Este es un movimiento muy controvertido. Suele convertirse en un auténtico tormento si se utiliza sin ton ni son, así que lo mejor es usarlo con discreción y prudencia. Es muy conveniente practicar un buen rato los dos movimientos básicos: «zoom in», es decir, acercarse a un objeto desde un cuadro muy abierto, y «zoom out», es decir, alejarse desde un detalle hasta un cuadro abierto.

   4. Póngase a su nivel. Cuando hacemos grabaciones de niños es habitual hacerlo desde nuestro punto de vista, con lo que obtenemos imágenes un tanto distorsionadas en las que los niños aparecen «ahí abajo», empequeñecidos. Se gana en naturalidad si nos agachamos y realizamos estas tomas desde la altura de los ojos de los niños.

   5. Procure movimientos suaves y sólo cuando sean necesarios. Es mejor que se muevan nuestros objetos o personas que no la máquina. Demasiado movimiento puede ser contraproducente y si, además, son movimientos bruscos o vertiginosos, aún puede ser más incómodo para el espectador.


   

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