
La última semana de curso siempre es un tobogán por el que se desliza, vertiginosamente, toda una catarata de sentimientos. Por mucho que quieras mantener un ritmo escolar sostenido no es posible. Los minutos vuelan, las sesiones navegan sobre olas desbocadas y las actividades se suceden atropelladamente, sin dejar ni un milímetro de espacio entre una otra. Es más, Leer más…